De las siete maravillas sólo tres fueron destruidas por causas naturales: el Faro de Alejandría, el Coloso y el Mausoleo, que fueron víctimas de terremotos.
Otra (el Artemision de Efeso) fue destruida por obra humana, y debemos suponer que otras dos también (los jardines colgantes de Babilonia reducidos a ruinas junto con la ciudad y la estatua de Zeus en Olimpia destruida para evitar el culto pagano después de que el imperio romano se convirtiera al Cristianismo).
Incluso la Gran Pirámide ha sufrido a lo largo de los siglos la sustracción de su revestimiento de blanca piedra caliza.